miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sobre deformaciones...

Foto realizada por Vampiresa.


"MAX.- La tragedia nuestra no es tragedia.
DON LATINO.- ¡Pues algo será!
MAX.- El Esperpento.
DON LATINO.- No tuerzas la boca, Max .
MAX.- ¡Me estoy helando!
DON LATINO.- Levántate. Vamos a caminar.
MAX.- No puedo.
DON LATINO.- Deja esa farsa. Vamos a caminar.
MAX.- Échame el aliento. ¿Adónde te has ido, Latino?
DON LATINO.- Estoy a tu lado.
MAX.- Como te has convertido en buey, no podía reconocerte. Écharne el aliento,
ilustre buey del pesebre belenita. ¡Muge, Latino! Tú eres el cabestro, y si muges vendrá
el Buey Apís. Le torearemos.
DON LATINO.- Me estás asustando. Debías dejar esa broma.
MAX.- Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los
héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO.- ¡Estás completamente curda!
MAX.- Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El
sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente
deformada.
DON LATINO.- ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX.- España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO.- ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX.- Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO.- Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del
Gato.
MAX.- Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática
perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las
normas clásicas.
DON LATINO.- ¿Y dónde está el espejo?
MAX.- En el fondo del vaso.
DON LATINO.- ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX.- Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras
y toda la vida miserable de España.
DON LATINO.- Nos mudaremos al callejón del Gato."

Luces de Bohemia - Valle-Inclán

No seas esperpéntico, no entres en el callejón del Gato con asiduidad, no te mires en espejos concavos, no seas dramático ni te creas la imagen que refleja el vaso... Si deformas por sistema la realidad acabarás deformándote...

martes, 16 de diciembre de 2008

Mirándonos...

Foto realizada por Vampiresa.


Hay miradas tristes, miradas alegres.
Miradas vacias, miradas llenas de vida.
Miradas azules, verdes o marrones.
Miradas profundas, con rimmel o sin él.
Miradas con gafas, con lentillas o incluso con monóculo.
Miradas rasgadas u ovaladas.
Miradas llorosas o alegres.
Miradas hundidas, miradas saltonas.
Miradas miopes, miradas cansadas.
Miradas de lince, miradas de topo.
Y tú, ¿cómo ves tus ojos?

lunes, 15 de diciembre de 2008

Ataque de tos...


Imagen extraída de aquí


Son las tres de la mañana y después de un breve ataque de tos acabo de comprender el significado de tal verbo.

Yo toso, tu toses, él tose, ella tose, nosotros tosemos, vosotros toseis y ellos tosen.

Lo que digan las definiciones diccionáricas no reflejan fielmente la función que en nuestro organismo viviente tiene esta acción.

Todos sabemos que la garganta es un órgano en el que están insertadas las cuerdas vocales, cuerdas que nos permiten articular sonidos, sonidos que tras una evolución cultural y vocal han dado lugar a silabas, palabras, frases , emitidas con un mayor o menor sentido para nuestro entendimiento.

Pues bien, teniendo claro la función fisiológica (entre otras) de este órgano me dispongo a contaros la revelación que me acaba de acontecer.

La garganta y, en concreto, la tos tiene una función que va más allá de la producción y reproducción de sonidos, la tos es una arma inteligente que tiene nuestro cuerpo para expulsar aquellas sílabras, palabras o frases no dichas.

Me explico, aquellas palabras (...) que durante un silencio incómodo no fueron pronunciadas por temor o por cortesía, aquellas palabras que no fueron lo suficiente dignas de ser pronunciadas, aquellas palabras que no se dijeron por cobardía, aquellas palabras que perdieron su oportunidad de ser dichas...

En definitiva, la tos no hace más que expulsar de nuestro interior aquellos morfemas, fonemas y compañía que, por una razón u otra, no salieron al exterior a su debido tiempo y permanecieron almacenadas hasta que un golpe de tos la s expulsase de nuestro cuerpo.

Así que, tosed, tosed, y dejad espacio a las palabras que no serán pronunciadas en el futuro, a las que no se dicen en el presente y a aquellas que no se dijeron en el pasado.

Pd: No utilize fármacos para aliviar la tos son contraproducentes.


jueves, 11 de diciembre de 2008

Lo que siento...

Imagen extraída de aquí

indignación.

(Del lat. indignatĭo, -ōnis).

1. f. Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos.


ira.

(Del lat. ira).

1. f. Pasión del alma, que causa indignación y enojo.

2. f. Apetito o deseo de venganza.

3. f. Furia o violencia de los elementos.

4. f. pl. Repetición de actos de saña, encono o venganza.

descargar la ~ en alguien.

1. loc. verb. Desfogarla contra él.


Porque en la universidad no todo va a ser bueno...


Pero aún sigo pensando que la educación y el respeto es lo último que se debería de perder...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Piano Bar

Imagen extraída de aquí

Con la ambientación de los años 20,
que son los que tenemos.
Un piano,
que son las teclas de tu cuerpo.
Fantástica melodía,
que es la banda sonora de mi vida.

domingo, 7 de diciembre de 2008

El invierno en cinco líneas


Un leve velo de lluvia,
un toque de melancolía,
una pincelada de gris,
la conjunción perfecta
de un día de invierno.

¿Reflejándome?


Miré al espejo
y no reconocí mi reflejo.

Nunca paré a observarme
nunca pensé en encontrarme.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los dos mundos

Foto extraída de aquí


Hermann Hesse - Demian

"1. Los dos mundos


Comienzo mi historia como un acontecimiento de la época en que yo tenía diez años e iba al Instituto de letras de nuestra pequeña ciudad. Muchas cosas conservan aún su perfume y me conmueven en lo más profundo con pena y dulce nostalgia: callejas oscuras y claras, casas y torres, campanadas de reloj y rostros humanos, habitaciones llenas de acogedor y cálido bienestar, habitaciones llenas de misterio y profundo miedo a los fantasmas. Olores a cálida intimidad, a conejos y a criadas, a remedios caseros y a fruta seca. Dos mundos se confundían allí: de dos polos opuestos surgían el día y la noche.
Un mundo lo constituía la casa paterna; más estrictamente, se reducía a mis padres. Este mundo me resultaba muy familiar: se llamaba padre y madre, amor y severidad, ejemplo y colegio. A este mundo pertenecían un tenue esplendor, claridad y limpieza; en él habitaban las palabras suaves y amables, las manos lavadas, los vestidos limpios y las buenas costumbres. Allí se cantaba el coral por las mañanas y se celebraba la Navidad. En este mundo existían las líneas rectas y los caminos que conducen al futuro, el deber y la culpa, los remordimientos y la confesión, el perdón y los buenos propósitos, el amor y el respeto, la Biblia y la sabiduría. Había que mantenerse dentro de este mundo para que la vida fuera clara, limpia, bella y ordenada.
El otro mundo, sin embargo, comenzaba en medio de nuestra propia casa y era totalmente diferente: olía de otra manera, hablaba de otra manera, prometía y exigía otras cosas. En este segundo mundo existían criadas y aprendices, historias de aparecidos y rumores escandalosos; todo un torrente multicolor de cosas terribles, atrayentes y enigmáticas, como el matadero y la cárcel, borrachos y mujeres chillonas, vacas parturientas y caballos desplomados; historias de robos, asesinatos y suicidios. Todas estas cosas hermosas y terribles, salvajes y crueles, nos rodeaban; en la próxima calleja, en la próxima casa, los guardias y los vagabundos merodeaban, los borrachos pegaban a las mujeres; al anochecer las chicas salían en racimos de las fábricas, las viejas podían embrujarle a uno y ponerle enfermo; los ladrones se escondían en el bosque cercano, los incendiarios caían en manos de los guardias. Por todas partes brotaba y pululaba aquel mundo violento; por todas partes, excepto en nuestras habitaciones, donde estaban mi padre y mi madre. Y estaba bien que así fuera. Era maravilloso que entre nosotros reinara la paz, el orden y la tranquilidad, el sentido del deber y la conciencia limpia, el perdón y el amor; y también era maravilloso que existiera todo lo demás, lo estridente y ruidoso, oscuro y brutal, de lo que se podía huir en un instante, buscando refugio en el regazo de la madre.
Y lo más extraño era cómo lindaban estos dos mundos, y lo cerca que estaban el uno del otro. Por ejemplo, nuestra criada Lina, cuando por la noche rezaba en el cuarto de estar con la familia y cantaba con su voz clara, sentada junto a la puerta, con las manos bien lavadas sobre el delantal bien planchado, pertenecía enteramente al mundo de mis padres, a nosotros, a lo que era claro y recto. Pero después, en la cocina o en la leñera, cuando me contaba el cuento del hombrecillo sin cabeza o cuando discutía con las vecinas en la carnicería, era otra distinta: pertenecía al otro mundo y estaba rodeada de misterio. Y así sucedía con todo; y más que nada conmigo mismo. Sí, yo pertenecía al mundo claro y recto, era el hijo de mis padres; pero adondequiera que dirigiera la vista y el oído, siempre estaba allí lo otro, y también yo vivía en ese otro mundo aunque me resultara a menudo extraño y siniestro, aunque allí me asaltaran regularmente los remordimientos y el miedo. De vez en cuando prefería vivir en el mundo prohibido, y muchas veces la vuelta a la claridad, aunque fuera muy necesaria y buena, me parecía una vuelta a algo menos hermoso, más aburrido y vacío. A veces sabía yo que mi meta en la vida era llegar a ser como mis padres, tan claro y limpio, superior y ordenado como ellos; pero el camino era largo, y para llegar a la meta había que ir al colegio y estudiar, sufrir pruebas y exámenes; y el camino iba siempre bordeando el otro mundo más oscuro, a veces lo atravesaba y no era del todo imposible quedarse y hundirse en él. Había historias de hijos perdidos a quienes esto había sucedido, y yo las leía con verdadera pasión. El retorno al hogar paterno y al bien era siempre redentor y grandioso, y yo sentía que aquello era lo único bueno y deseable; pero la parte de la historia que se desarrollaba entre los malos y los perdidos siempre resultaba más atractiva y, si se hubiera podido decir o confesar, daba casi pena que el hijo pródigo se arrepintiese y volviera. Pero aquello no se decía y ni siquiera se pensaba; existía solamente como presentimiento y posibilidad, muy dentro de la conciencia. Cuando imaginaba al diablo, podía representármelo muy bien en la calle, disfrazado o al descubierto, en el mercado o en una taberna, pero nunca en nuestra casa."

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Hace varios años que leí este libro que me encandiló y que me pareció ser una obra maestra. En aquel entonces creí comprender el significado de este libro pero hoy, por circunstancias de la vida, he comprendido todo lo que el autor quería transmitir con este libro, hoy he vuelto a pensar en este libro y cuando retorne al mundo paterno volveré a leerlo.
Hoy observo la diferencia entre un mundo y otro, hoy he abierto los ojos un poco más y he sentido las contradicciones entre los dos mundos, las albergo en mi interior, tanto como tú.
Hoy he palpado las guerras que se desarrollan en las tinieblas de ambos mundos, y como a cada minuto parece ganar una, y al instante siguiente la guerra parece ser ganada por el otro. Hoy he tenido ganas de reir y de llorar, hoy soy un poco más consciente de la jungla en la que vivo, hoy he reído por la amistad, y lloraría por el egoísmo. Hoy intento transmitir lo que he sentido para poder decirte que hoy comprendo un poco más el mundo, que hoy estoy más alejada de lo que verdaderamente nos acontence.