domingo, 24 de febrero de 2008

II Parte


El camión de la basura siguió su habitual recorrido, trazado minuciosamente, en el que despertará a algún soñador, como todas las noches.

La tormenta no amainaba por lo que decidió volver a casa y su acompañante sin pensárselo la siguió, Estrella, que es así como se llama nuestra protagonista, aceptó la compañía y no se demoró más en subir a su hogar.

Abrió la puerta y le pareció diferente, ya no tenía esa extraña sensación y, tener un inquilino en su piso, al fin y al cabo no estaría mal, la soledad de su piso, a veces era aterradora.

Decidió sentarse un rato en el sofá antes de acostarse, cogió un libro y notó como una cabecilla se apoyaba en sus rodillas, una tímida sonrisa brotó de sus labios.

Comenzó a sentir sueño y decidió que emprendería el viaje de los sueños, pues el tiempo no da tregua y mañana tendría que madrugar como siempre, sin excepción alguna.

Luna, decidió llamarla, pues sintió curiosidad de saber si era él o ella, finalmente descubrió que su acompañante era una linda gatita necesitada de cariño y un techo donde dormir para resguardarse de la lluvia que interrumpía sus sueños.

Estrella y Luna decidieron acostarse bajo un cielo color azabache y una lluvia que luchaba por terminar de colorear impasible espectáculo.

Hasta que el sueño le venció no dejó de pensar de quien pudo provenir la llamada, no salió ningún número de teléfono y no se sintió con fuerzas para hacer frente a algún sobresalto más.

A la mañana siguiente el despertador comenzó su singular función, una sinfonía alarmante que marcaba el comienzo del nuevo día.

Decidieron hacer caso omiso del aviso y siguieron durmiendo un rato más, la noche fue corta y necesitaban un par de horas más de descanso.

La alarma de una ambulancia truncó el plácido descanso, desayunaron en la terraza, la mañana parecía sonreírles, y una canción sonó en la radio.

Miró el móvil y tenía otra llamada perdida, sin número, se sorprendió de nuevo pero esta vez su cuerpo no fue recorrido por un escalofrío, hoy todo estaba tintado de un color diferente.

Hoy se apresuraba ser el comienzo de un nuevo mañana.

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