domingo, 9 de diciembre de 2007

Microrelato...



Tenía las manos como el hielo, el corazón caliente y la inspiración estaba de su parte cogió su Hispano Olivetti y comenzó su ritual. El sonar de las teclas era una música armoniosa para ella, le traía buenos recuerdos de la infancia, sus travesuras, sus juegos... ella se sentía una niña envuelta en un cuerpo de mujer, un pequeño detalle le hacía sonreir durante horas, un juego era un mundo para ella y una película infantil un nuevo mundo por recorrer. También sabía que Nunca jamás a veces desaparecía chocando con la fría realidad que palpita con horarios de oficina, como dice la canción. Tenía que contener a esa niña curiosa, traviesa e inocente para hacer frente al mundo real, donde todo vale, donde al fin y al cabo había creado su universo. Donde un enorme oso de gominola era el Rey del Palacio de los Caramelos y ella se lo comería, empezando por los pies, para ser coronada reina de todas las gominolas. Donde cualquier excusa servía para reir, donde una sonrisa era la moneda de cambio. Donde todos vivimos, ese mundo interior que jamás debe caer en el olvido, ese/a niño/a que hace que crecer sea un juego y cada día un motivo más para sonreir.


lunes, 3 de diciembre de 2007

Nosotros somos una parte de la tierra

Nosotros somos una parte de la tierra



Foto


"Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen"

Mensaje del Gran Jefe Seattle al Presidente de los Estados Unidos de América en el año de 1855.

El Estado de Washington, al Noroeste de Estados Unidos, fue la patria de los Duwamish, un pueblo que -como todos los indios- se consideraba una parte de la Naturaleza, la respetaba y la veneraba, y desde generaciones vivía con ella en armonía.

En el año de 1855 el decimocuarto presidente de los Estados Unidos, el demócrata Franklin Pierce, les propuso a los Duwamish que vendiesen sus tierras a los colonos blancos y que ellos se fuesen a una reserva. Los indios no entendieron esto. ¿Cómo se podía comprar y vender la Tierra? A su parecer el hombre no puede poseer la Tierra, así como tampoco puede ser dueño del Cielo, del frescor del aire, del brillo del agua.

El Jefe Seattle, el Gran Jefe de los Duwamish, dio la respuesta, a petición del Gran Jefe de los blancos, con un discurso cuya sabiduría, crítica y prudente esperanza, incluso hoy, casi 130 años después, nos asombra y admira.

DISCURSO CARGADO DE SABIDURIA

"Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen", dijo el Gran Jefe Seattle. Su pueblo no ha sobrevivido, sus palabras no se escucharon. ¿Escucharemos ahora? ¿Sobreviviremos?

El gran Jefe de Washington nos envió un mensaje diciendo que deseaba comprar nuestra Tierra.

El Gran Jefe también nos envió palabras de amistad y de buena voluntad. Es una señal amistosa por su parte, pues sabemos que no necesita nuestra amistad.

Pero vamos a considerar su oferta, porque sabemos que si no se la vendemos, quizá el hombre blanco venga con sus armas y se apodere de nuestra Tierra. ¿Quién puede comprar o vender el Cielo o el calor de la Tierra?

No podemos imaginar esto si nosotros no somos dueños del frescor del aire, ni del brillo del agua. ¿Cómo él podría comprárnosla? Trataremos de tomar una decisión.

Según lo que el Gran Jefe Seattle diga, el Gran Jefe en Washington puede dejarlo, del mismo modo que nuestro hermano blanco en el transcurso de las estaciones puede dejarlo.

Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante aguja de un abeto, cada playa de arena, cada niebla en el oscuro bosque, cada claro del bosque, cada insecto que zumba es sagrado, para el pensar y el sentir de mi pueblo. La savia que sube por los árboles, trae el recuerdo del Piel Roja.

Los muertos de los blancos olvidan la Tierra en que nacieron, cuando desaparecen para vagar por las estrellas. Nuestros muertos nunca olvidan esta maravillosa Tierra, pues es la madre del Piel Roja. Nosotros somos una parte de la Tierra, y ella es una parte de nosotros. Las olorosas flores son nuestras hermanas, el ciervo, el caballo, la gran águila, son nuestros hermanos. Las rocosas alturas, las suaves praderas, el cuerpo ardoroso del potro y del hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por eso cuando el Gran Jefe de Washington, nos envió el recado de que quería comprar nuestra Tierra, exigía demasiado de nosotros.

SOMOS UNA RAZA DIFERENTE

El Gran Jefe nos comunicaba que quería darnos un lugar, donde pudiéramos vivir cómodamente. El sería nuestro padre, y nosotros seríamos sus hijos. Pero, ¿será posible esto alguna vez? Dios ama a vuestro pueblo, y ha abandonado a sus hijos rojos.

El ha enviado máquinas para ayudar al hombre blanco en su trabajo, y construye para él grandes pueblos. El hace que vuestra gente cada vez sea más poderosa, día tras día. Pronto invadiréis la Tierra, como ríos que se desbordan desde las gargantas montañosas, por una inesperada lluvia.

Mi pueblo es como una corriente desbordada, pero sin retorno. No, nosotros somos de razas diferentes. Nuestros hijos no juegan juntos, y nuestros ancianos no cuentan las mismas historias. Dios os es favorable, y nosotros estamos como huérfanos.

Meditaremos sobre vuestra oferta de comprarnos la Tierra. No será fácil, porque esta Tierra es sagrada para nosotros. Nos sentimos alegres en este bosque. No sé por qué, pero nuestra forma de vivir es diferente de la vuestra.

El agua cristalina, que brilla en arroyos y ríos, no es sólo agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos nuestra Tierra, habéis de saber que es sagrada, y que vuestros hijos aprendan que es sagrada, y que todos los pasajeros reflejos en las claras aguas son los acontecimientos y tradiciones que refiere mi pueblo.

El murmullo del agua es la voz de mis antepasados. Los ríos son nuestros hermanos, ellos apagan nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos.

Si vendiésemos nuestra tierra tenéis que acordaos, y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos -y los vuestros-, y que tendréis desde ahora que dar vuestros bienes a los ríos, así como a otros de vuestros hermanos.

El Piel Roja siempre se ha apartado del exigente hombre blanco, igual que la niebla matinal en los montes cede ante el sol naciente. Pero las cenizas de nuestros antepasados, sus tumbas, son tierra santa, y por eso estas colinas, estos árboles, esta parte de la Tierra, nos es sagrada.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de pensar. Para él una parte de la Tierra es igual a otra, pues él es un extraño que llega de noche y se apodera en la Tierra de lo que necesita. La Tierra no es su hermana, sino su enemiga, y cuando la ha conquistado, cabalga de nuevo.

Abandona la tumba de sus antepasados y no le importa. El roba la Tierra de sus hijos, y no le importa nada. El olvida las tumbas de sus padres, y los derechos de nacimiento de sus hijos. Trata a su madre, la Tierra, y a su hermano, el Cielo, como cosas que se pueden comprar y arrebatar, y que se pueden vender, como ovejas o perlas brillantes.

SENTIR EL SUAVE SUSURRO DEL VIENTO

Hambriento, se tragará la tierra, y no dejará nada, sólo un desierto. No sé, pero nuestra forma de ser, es diferente de la vuestra.

La vista de vuestras ciudades hace daño a los ojos del Piel Roja. Quizá porque el Piel Roja es un salvaje y no lo comprende. No hay silencio alguno en las ciudades de los blancos, no hay ningún lugar donde se pueda oír crecer las hojas en primavera y el zumbido de los insectos.

Pero quizá es porque yo sólo soy un salvaje, y no entiendo nada.

La charlatanería sólo daña a nuestros oídos. ¿Qué es la vida si no se puede oír el grito solitario del pájaro chotacabras, o el croar de las ranas en el lago al anochecer? Yo soy un Piel Roja y no entiendo esto.

El indio puede sentir el suave susurro del viento, que sopla sobre la superficie del lago, y el soplo del viento limpio por la lluvia matinal, o cargado de la fragancia de los pinos.

El aire es de gran valor para el Piel Roja, pues todas las cosas participan del mismo aliento: el animal, el árbol, el hombre, todos participan del mismo aliento. El hombre blanco parece no considerar el aire que respira; a semejanza de un hombre que está muerto desde hace varios días y está embotado contra el hedor.

Pero si os vendemos nuestra Tierra no olvidéis que tenemos el aire en gran valor; que el aire comparte su espíritu con la vida entera. El viento dio a nuestros padres el primer aliento, y recibe el último hálito. Y el viento también insuflará a nuestros hijos la vida. Y si os vendiéramos nuestra Tierra, tendríais que cuidarla como un tesoro, como un lugar donde también el hombre blanco sepa que el viento sopla suavemente sobre las flores de la pradera.

Yo soy un salvaje, y es así como entiendo las cosas. He visto mil bisontes putrefactos, abandonados por el hombre blanco. Los mataron desde un convoy que pasaba.

Yo soy un salvaje y no puedo comprender cómo el caballo de hierro que echa humo, es más poderoso que el búfalo, al que sólo matamos para conservar la vida.

¿Qué es el hombre sin animales? Si todos los animales desapareciesen el hombre también moriría, por la gran soledad de su espíritu.

Lo que les suceda a los animales, luego, también les sucede a los hombres. Todas las cosas están estrechamente unidas.

LOS HIJOS DE LA TIERRA

Lo que le acaece a la Tierra también les acaece a los hijos de la Tierra. Tenéis que enseñar a vuestros hijos que el suelo que está bajo sus pies tiene las cenizas de nuestros antepasados.

Para que respeten la Tierra, contadles que la Tierra contiene las almas de nuestros antepasados. Enseñad a vuestros hijos lo que nosotros enseñamos a los nuestros: que la Tierra es nuestra madre.

Lo que le acaece a la Tierra, les acaece también a los hijos de la Tierra. Cuando los hombres escupen a la Tierra, se están escupiendo a sí mismos. Pues nosotros sabemos que la Tierra no pertenece a los hombres, que el hombre pertenece a la Tierra. Eso lo sabemos muy bien, Todo está unido entre sí, como la sangre que une a una misma familia. Todo está unido.

Lo que le acaece a la Tierra les acaece, también, a los hijos de la Tierra.

El hombre no creó el tejido de la vida, sólo es una hilacha. Lo que hagáis a este tejido, os lo hacéis a vosotros mismos. No, el día y la noche no pueden vivir juntos.

Nuestros muertos siguen viviendo en los dulces ríos de la Tierra, y regresan de nuevo con el suave paso de la Primavera, y su alma va con el viento, que sopla rizando la superficie del lago.

Consideramos la posibilidad de que el hombre blanco nos compre nuestra Tierra.

Pero mi pueblo pregunta: ¿qué es lo que quiere el hombre blanco? ¿Cómo se puede comprar el Cielo, o el calor de la Tierra, o la velocidad del antílope? ¿Cómo vamos a venderos esas cosas y cómo vais a poder comprarlas? ¿Es que, acaso, podréis hacer con la Tierra lo que queráis, sólo porque un Piel Roja firme un pedazo de papel y se lo dé al hombre blanco?

Si nosotros no poseemos el frescor del aire, ni el brillo del agua, ¿cómo vais a poder comprárnoslo?

¿Es que, acaso, podéis comprar los búfalos cuando ya habéis matado al último?

Consideraremos vuestra oferta. Sabemos que si no os la vendemos vendrá el hombre blanco y se apoderará de nuestra Tierra. Pero nosotros somos unos salvajes.

EL DIA Y LA NOCHE NO PUEDEN VIVIR JUNTOS

El hombre blanco que va en pos de la posesión del poder, ya se cree que es Dios, al que le pertenece la Tierra. ¿Cómo puede un hombre apoderarse de su madre?

Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestra Tierra. El día y la noche no pueden vivir juntos. Consideraremos vuestra oferta de que vayamos a una reserva. Queremos vivir aparte y en paz. No importa dónde pasemos el resto de nuestros días.

Nuestros hijos verán a sus padres sumisos y vencidos. Nuestros guerreros estarán avergonzados.

Después de la derrota pasarán sus días en la holganza, y envenenarán sus cuerpos con dulces comidas y dulces bebidas.

No importa dónde pasemos el resto de nuestros días. No quedan ya muchos. Sólo algunas horas, un par de inviernos, y no quedará ningún hijo de la gran estirpe que en otros tiempos vivió en esta Tierra, y que ahora en pequeños grupos viven dispersos por el bosque, para gemir sobre las tumbas de su pueblo, que en otros tiempo fue tan poderoso y lleno de esperanza como el vuestro.

Pero, ¿por qué consternarse por la desaparición de un pueblo? Los pueblos están constituidos por hombres. Es así. Los hombres aparecen y desaparecen como las olas del mar. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios camina a su lado, y habla con él, como el amigo con el amigo, puede librarse del común destino. Quizá seamos hermanos. Esperamos verlo.

Sólo sabemos una cosa -que quizá un día el hombre blanco también descubra-, y es que nuestro Dios, es el mismo Dios suyo, Vosotros, quizá, penséis que le poseéis -igual que tratáis de poseer nuestra Tierra-, pero no podéis. Es el Dios de todos los hombres, lo mismo de los Pieles Rojas que de los blancos. Aprecia mucho esta Tierra y el que atente contra ella significa que desprecia a su Creador.

También los blancos desaparecerán, y quizá antes que otras estirpes.

Continuad contaminando vuestro lecho y una noche moriréis en vuestra propia caída. Pero al desaparecer brillaréis por el fuego del poderoso Dios, que os trajo a esta Tierra, y que os destinó a dominar al Piel Roja en esta Tierra.

Este destino es para nosotros un enigma. Cuando todos los búfalos hayan muerto, los caballos salvajes hayan sido domados, y el rincón más secreto del bosque haya sido invadido por el ruido de muchos hombres, y la visión de las colinas esté manchada por los alambres parlantes, cuando desaparezca la espesura, y el águila se haya ido, esto significará decir adiós al veloz potro y a la caza.

El final de la vida -y el comienzo de la otra vida. Dios os concedió el dominio sobre estos animales, los bosques y los Pieles Rojas por un determinado motivo. Y ese motivo es un enigma para nosotros.

QUIZA SOMOS HERMANOS

Quizá podríamos comprenderlo si supiésemos qué es lo que sueña el hombre blanco, qué ideales ofrece a los hijos en las largas noches invernales, y qué visiones arden en su imaginación, hacia las que tienden el día de mañana.

Pero nosotros somos salvajes, los sueños del hombre blanco nos están ocultos, y porque nos están ocultos nosotros vamos a seguir nuestro propio camino.

Pues, ante todo, nosotros estimamos el derecho que tiene cada ser humano a vivir tal como desea, aunque sea de modo muy diverso al de sus hermanos. No es mucho lo que nos une.

Consideraremos vuestra oferta. Si aceptamos es sólo por asegurarnos la reserva que habéis prometido. Quizá allí podamos acabar los pocos días que nos quedan viviendo a vuestra manera.

Cuando el último Piel Roja de esta Tierra desaparezca y su recuerdo sea solamente la sombra de una nube sobre la pradera, todavía estará vivo el espíritu de mis antepasados en estas orillas y estos bosques.

Pues ellos amaban esta Tierra, como ama el recién nacido el latido del corazón de su madre. Si os llegáramos a vender nuestra Tierra, amadla, como nosotros la hemos amado. Cuidad de ella, como nosotros la cuidamos, y conservad el recuerdo de esta Tierra tal como os la entregamos. Y con todas vuestras fuerzas, vuestro espíritu y vuestro corazón, conservadla para vuestros hijos, y amadla, tal como Dios nos ama a todos. Pues hay algo que sabemos, que Dios es el mismo Dios. Esta Tierra es sagrada para Él. Ni siquiera el hombre blanco se puede librar del destino común.

Quizá somos hermanos. Esperamos verlo.



Extraído de: http://archivo.elnuevodiario.com.ni/1999/abril/27-abril-1999/martes/martes6.html

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Indignación...

Dos grandes motivos hacen que brote este sentimiento en mi interior...

Para comenzar por esta noticia que aparece en "El País" podría parecerme una muerte más que se une a la lista de mujeres asesinadas a manos de sus maridos, ex-maridos... o cualquier otro estado civil que se categorice, pero mi mayor sorpresa es que vi ese programa, una tarde de estudio cualquiera pones la televisión y decides reírte de cualquier chorrada que aparece en la "caja tonta", pues bien, nos reimos del tipo este, por llamarlo de algún modo, y efectivamente dijimos barbaridades acerca de su persona, y acertamos, por desgracia.

¿A qué extremos estamos llegando? Matar a la persona que cinco días antes "querías" y le pediste matrimonio... sinceramente, no comprendo a estas personas, ni el porque su forma de actuar, ni nada... ¿de verdad seguimos pensando que somos seres racionales? ¿de verdad nos creemos el ser viviente más inteligente y, otros elogios que nos atribuimos? Permítanme, con todo el respeto, que lo dude.
Y el refranero español está en lo cierto, "del amor al odio hay un paso".

DEP Svetlana.


Mi segundo motivo de indignación es el polémico 20 Noviembre, también adjunto un artículo de "El País", ya que me parece inadmisible a los niveles de degeneración que se está llegando a día de hoy. El derecho a la libertad de expresión, ya es un tanto difuso, relacionando el tema secuestran la revista de "El jueves" por ofender a la monarquía o no se que tontería, y en el otro extremo, la gente que no sabe hacer uso de esta, quemar contenedores o destrozar escaparates no creo que sea la acepción más adecuada.
La tolerancia y el respeto de opiniones ya no existe en este "país", optamos por la violencia innecesaria y justificable por cualquier estúpido motivo, creo en la diversidad de opiniones, pero no creo en la imposición de ésta por la fuerza, tanto de un extremo como del otro.
Apoyo incuestionablemente la libre expresión de opiniones pero estas podrán ser más o menos afines a las nuestras, pero deben de ser aceptadas y/o discutidas en un marco de respeto y tolerancia, cosa que se salta a la "torera" en "nuestra querida España".
Si así esperamos conseguir que nos escuchen vamos bien... a día de hoy los causantes de todos nuestros problemas son los contenedores y los escaparates... ¡malditos!

Pd: Fernando Fernán Gómez, DEP.

"Abrid los ojos, y mirad más allá de la luz, la oscuridad esconde demasiados secretos."

martes, 20 de noviembre de 2007

Yo, no se tú... creo en Casandra

Casandra

(Ismael Serrano)


Casandra vio en sueños el futuro.
En la sombra de una pesadilla Casandra leyó
los versos de ese poema que aún no han escrito
los dioses que, riendo, la hirieron con su maldición.
Supo del hambre y de las guerras de siempre,
de bufones celebrando el odio, bailando entre hogueras,
de despedidas y de monstruos minerales
bebiendo insaciables la savia dulce del planeta.

Casandra vio a hombres y mujeres
dormitando en sus burbujas
tras las máscaras del miedo.
Mas también vio la luz del alba
asomar por la cancela que nadie jamás abrió.
Supo que aún quedaban esperanzas,
que otros sueños la esperaban.
Casandra habló a todos de sus sueños
mas nadie la oyó.

Nadie creyó en Casandra y sus visiones
y la gente sólo vio en su augurio delirio y locura.
La condenaron a vagar perdida y sola.
Herejía es mostrar la verdad descarnada y desnuda.
Abandonada tras los años la encontró
un muchacho que andaba buscando esperanza y respuestas.
Casandra habló con pasión de sus presagios
y de la luz del amanecer brillando tras la puerta.

—Creo en ti Casandra. No estás loca.
Se besaron y en su boca florecieron madreselvas.
—Dulce Casandra, ponte de pie.
—Yo te he conocido antes. Quizá te soñé.
Hay quien duda ya y cree en la leyenda.
Juntos buscarán la puerta.
Dulce mañana.
Yo, no se tú...
creo en Casandra.


"Abrid los ojos, y mirad más allá de la luz, la oscuridad esconde demasiados secretos."

lunes, 19 de noviembre de 2007

Tiempo



Maldito tiempo, a ti también te maldigo, tu también eres digno de mención...
Estas presente en todo momento, eres eterno y a la vez fugaz... Eres escurridizo, incontrolable, inalcanzable... Cuando te necesitamos te escondes, cuando huímos de ti apareces...
Eres destructor de la más admirable belleza...
Creador de la vida...
Mísero compañero que jamás te abandona...
Custodio de vidas...
Amigo de la guadaña...
El todo y la nada...
Él que siempre está, él que nunca da la cara...


"Abrid los ojos, y mirad más allá de la luz, la oscuridad esconde demasiados secretos."


Un eterno teatro

Retomando el post de Pícaro (profundaexpresion.blogspot.com) me gustaría dedicarle unas palabritas a nuestras estaciones de trenes y autobuses...

Siempre dentro de ellas hay miles de personas con sentimientos tan contrapuestos como los mismos cuerpos que los albergan, tristeza de partir del lugar querido, alegría de llegar al dulce hogar, melancolía de todo aquello que queda inmóvil mientras avanzas en esa maldita máquina mecanizada, ilusión por todo ese mundo que se abre ante tus ojos...

Maldita estación que dulce veneno, que día tras día, semana tras semana generas los mismos sentimientos en los viajantes, disfrutas con las contradicciones que albergas en ti misma...

¿Y que te queda cuando estás sola?

Vacía, inútil, inmersa en la pena de la soledad, tal vez, ¿saciada de risas y llantos?, jamás porque no te cansas de repetir día a día tu función, tu teatro, en el que no se sabe que papel te tocará interpretar esta vez...

"Abrid los ojos, y mirad más allá de la luz, la oscuridad esconde demasiados secretos."

sábado, 17 de noviembre de 2007

Vampiros vs Vampiresas

vampiro.
Del francés "vampire", y este del alemán "vampir".
1. m. Espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos.
2. m. Murciélago hematófago de América del Sur.
3. m. Persona codiciosa que abusa o se aprovecha de los demás.


vampiresa.
1. f. Mujer que aprovecha su capacidad de seducción amorosa para lucrarse a costa de aquellos a quienes seduce.
2. f. mujer fatal.

~ fatal.
1. f. Aquella cuyo poder de atracción amorosa acarrea fin desgraciado a sí misma o a quienes atrae. U. referido principalmente a personajes de ficción, sobre todo de cine, y a las actrices que los representan.


"Abrid los ojos, y mirad más allá de la luz, la oscuridad esconde demasiados secretos."

Bienvenido, viajero, al mundo real

Bienvenido, viajero, al mundo real. Bienvenido viajero, a mi humilde posada. Siéntate a descansar tus doloridos pies en esta, mi humilde silla. Observa todo lo que hasta ahora te has perdido por caminar ciego en este mundo de luces y destellos que no te dejan ver la cruda realidad, que no te dejan ver la Oscuridad.
Relájate y observa lo que nunca antes habías visto, lo que nunca antes te habías atrevido a observar. Mira lo que siempre has temido y ahora se presenta ante tus ojos. La Oscuridad te envuelve. Una vez que entras, sólo hay dos formas de salir de ella. Eres bienvenido a este mundo:
Bienvenido al Mundo de las Tinieblas
Puedes hacer dos cosas, te doy la opción de elegir tu camino, de elegir tu futuro: elige entre vivir para morir o, simplemente, morir para vivir. El mundo real ya lo conoces. Este mundo es más real de lo que jamás llegarás a conocer. Es tan real que da miedo. En ti dejo la elección. Hagas lo que hagas, será respetada tu decisión.